
Semanas Sociales
Crónica Semana Social 2021
Crónica de la Semana Social 2021
Jueves, 25 de noviembre
El Real Alcázar de Sevilla acoge la tarde del 25 de noviembre, pasadas las 19.00 horas, la sesión inaugural de la XLIII Semana Social de España que hasta el sábado, día 27 de noviembre, debatirá sobre el tema, “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación”.
En el acto han estado presentes miembros de la Junta Nacional de Semanas Sociales, como el obispo consiliario, Mons. Abilio Martínez Varea; y el secretario, Fernando Fuentes Alcántara, director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana, de la que forman parte las Semanas Sociales. También han asistido 150 invitados que llenaban el aforo del lugar.
Palabras de bienvenida del arzobispo de Sevilla
El primero en tomar la palabra ha sido el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses para ofrecer «mi acogida fraterna» y manifestar «el mejor deseo de un desarrollo feliz de esta Semana Social».
«Estas jornadas -ha puntualizado- llevan a cabo una valiosa aportación al discernimiento del espacio y el tiempo de la Iglesia, de su iluminación del momento presente y de su contribución, desde la reflexión y la práctica, al bien común de la sociedad. Para ello, cuentan con expertos de los ámbitos de la política, así como de la economía y de la solidaridad, que realizan sus aportaciones a la luz del humanismo cristiano».
El prelado, después de realizar un breve apunte sobre la historia de la ciudad de Sevilla, que ya ha sido sede de la Semana Social en 1908, 1965 y 1978, ha terminado sus palabras destacando que, el tema elegido «no puede ser de mayor actualidad y urgencia». Pues como nos recuerda el papa Francisco, «es preciso generar un nuevo humanismo que canalice la irrupción de la fraternidad para terminar con la globalización de la indiferencia y la hiperinflación del individuo (cf. Soñemos juntos, p. 48). No podremos llevar a cabo esa tarea con trucos de maquillaje que tapan la realidad, o aplicando remedios superficiales. Se trata de llegar a la raíz de los problemas y aplicar los remedios pertinentes, para poder regenerar en el individuo y en la comunidad los valores morales y sociales que se consideran perdidos o han quedado disminuidos. Una tarea profunda y compleja que requiere la aportación de todos los agentes e instancias de la sociedad».
Saludo de bienvenida del teniente del alcalde, Juan Carlos Cabrera
Seguidamente ha mandado un saludo de bienvenida, en nombre del alcalde de Sevilla, Juan Espadas Cejas, el teniente de alcalde Juan Carlos Cabrera Valera, quien ha destacado el valor de estas Jornadas para trabajar por el bien común de la sociedad. En su intervención ha trasladado el mensaje de bienvenida y cercanía del alcalde de Sevilla. En su intervención ha remarcado que «Es importante que se celebren estas semanas sociales porque el humanismo cristiano tiene que estar presente no sólo cuando hacemos profesión de fe sino también porque los valores sociales del cristianismo tienen que estar presente en la sociedad”. Además ha pedido al nuncio del Papa que traslade al Santo Padre el cariño de la ciudad de Sevilla, ciudad mariana acogida a la protección de María.
Palabras del Nuncio, Mons. Bernardito Auza
Seguidamente tenía lugar la intervención del Nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, que antes de dar lectura al Mensaje del Santo Padre, ha dirigido unas palabras a los participantes en esta Semana Social y ha mostrado su cercanía con la Iglesia hispalense, «como filipino y católico, siento un lazo umbilical con esta ciudad».
Respecto al tema del encuentro, Mons. Auza ha destacado «que los discípulos de Cristo tienen por vocación la participación activa en la vida pública, porque es parte integrante de su propia fe servir el bien común. La Iglesia católica tiene un rico tesoro en su Doctrinal Social, que nos insta a poner en práctica nuestra fe con gestos concretos en todos los ámbitos de la vida pública. Tanto como individuos y como sociedad, nuestra fe no nos deja indiferentes, puesto que la respuesta a la falta de bien común, y la solución a situaciones de pobreza, de injusticia y de explotación no es sólo la denuncia sino, sobre todo, la promoción activa del bien.
También ha señalado que el papa Francisco no se cansa de recordarnos como el caminar juntos o una Iglesia en salida «son expresiones de nuestra vocación a contribuir incesantemente, enriquecer generosamente, y regenerar constantemente la vida pública a favor del bien común». Y ha recalcado que son principios fundamentales la solidaridad, la participación y la responsabilidad compartida.
«El bien -puntualizaba- no puede ser ni público ni común si no sirve a toda la sociedad, si no sirve a la persona humana, que es la cumbre de la creación y el centro del orden social, económico y político. En efecto, la solidaridad “constituye uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización social y política” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n.580)».
El Nuncio apostólico reconoce que “la regeneración de la vida pública” es una tarea difícil, pero necesaria. Una tarea que «la Iglesia nos confía desde siempre, pero en particular en nuestro tiempo, en el cual las incertidumbres y la precariedad marcan la existencia de tantas personas y comunidades, agravadas últimamente por la pandemia, interpelándonos más que nunca».
Por eso, se ha congratulado de que la Conferencia Episcopal Española marqué entre sus prioridades pastorales «impulsar la difusión y formación de la Doctrina Social de la Iglesia para concienciar en la dimensión social de la fe y la caridad política” y ha agradecido, en nombre del Santo Padre, «haber escogido este tema como eje central de vuestras reflexiones».
Mensaje del Papa a los participantes en la Semana Social

Seguidamente, el Nuncio apostólico ha leído el mensaje que, en nombre del Santo Padre, ha dirigido el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, al obispo consiliario de Semanas Sociales, Mons. Abilio Martínez Varea.
Un mensaje en el que el papa Francisco «anima a reflexionar sobre procesos sociales que generen fraternidad y justicia para todos» para avanzar «hacia un orden social y político cuya alma sea la búsqueda del bien común».
«Es ésta -resume el cardenal Parolin- la auténtica regeneración de la política y la vida pública, responder a su más alta vocación, la de ser una de las formas más preciosas de la caridad«.
Palabras de Jesús Avezuela, presidente de Semanas Sociales

El acto inaugural se ha cerrado con las palabras del presidente de Semanas Sociales, Jesús Avezuela, para agradecer, en primer lugar, al alcalde y al arzobispo de Sevilla, la cesión de «este privilegiado espacio del Real Alcázar de Sevilla en el que podemos celebrar este solemne acto».
Jesús Avezuela ha vuelto brevemente a los inicios de las Semanas Sociales que, desde Francia, llegaron a España en 1906, «en un momento en el que se vivía un especial desencanto y decepción», que guarda cierto paralelismo con el momento actual «con una absoluta transformación social y del trabajo derivada de los procesos de tecnologización y donde, además, se pueden percibir sentimientos de desencanto o desconfianza social hacia lo político o, incluso, institucional».
En este contexto, Semanas Sociales de nuevo se ofrece a ser ese espacio de encuentro «para diagnosticar y tratar algunos de los problemas de nuestra sociedad, con el fin de seguir progresando y construyendo para las generaciones venideras«. Y «un lugar privilegiado donde poder reflexionar acerca del papel de los católicos y de lo que podemos aportar -como individuos y como Iglesia- a la vida pública, entendida en un sentido amplio«.
El presidente Semanas Sociales ha valorado la riqueza del trabajo previo que desde el mes de septiembre se ha desarrollado en varias diócesis españolas y que ha permitido que se generen «debates con una especial altura de miras y con una visión global de muchos aspectos». La situación actual, marcada por el impacto de la pandemia, es el momento oportuno para «renovar estas iniciativas de encuentro y diálogo social y cultural, poniendo en común los distintos enfoques y aportaciones de los foros de deliberación elaboradas por los grupos de trabajo integrados por expertos en temas políticos, económicos y socioculturales de las diócesis que, de manera común, han subrayado la necesidad de mirar sin distracciones al bien común».
En definitiva, ha concluido, «la regeneración de la vida pública requiere una especial orientación al bien común. Y en este punto, es importante la implicación de los católicos, desde la pluralidad y diversidad, en la esfera pública desde el diálogo y no, simplemente, ocupando espacios de poder e influencia, así como de repensar el papel de las religiones, en especial de la Iglesia católica».
Ponencia inaugural del secretario general, Mons. Luis Argüello
Seguidamente el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, ha pronunciado la ponencia inaugural. En su intervención señala cómo la caridad política vertebra el eje de la relación entre el cristiano y la sociedad en la que vive. Por eso, la respuesta a la pregunta sobre cómo regenerar la vida pública.
El momento histórico que hay que iluminar la caridad política y por tanto» la acción personal y comunitaria en ambientes e instituciones, para vivir el coloquio entre razón y fe, Iglesia y sociedad, historia y reino de Dios». Estamos en un verdadero cambio de época. Ese cambio de época se hace visible en la significación de la vida humana en este momento. «Hay un planteamiento hoy de lo humano que está en cuestión». Animó en su palabras a «se trata de hacer presente el amor de Dios en el mundo a través de su cuerpo de bautizados», «una acción que remueve personas, ambientes e instituciones».
Viernes, 26 de noviembre

Los trabajos de la XLIII Semana Social de España han continuado hoy en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, que será la sede las sesiones del viernes 26 y sábado 27.
La jornada de este viernes está reservada a los portavoces de los grupos de trabajos diocesanos y a un grupo de invitados de la diócesis de Sevilla. En torno a las 13.30 horas les daba la bienvenida el decano de esta Facultad, Manuel Palma Ramírez.
Después del acto de bienvenida y una breve pausa para el almuerzo, han comenzado las sesiones de trabajo, que se han prologando hasta las 18.30 horas. En la puesta en común de los trabajos realizados en las diócesis participaron representantes de las diócesis en las que se han celebrado semanas sociales desde septiembre, siguiendo el documento de trabajo.
Entre las aportaciones se señaló cómo la mejor presencia pública es la vida coherente de cada día y de cada uno de los miembros que participan, con la familia, en el trabajo, con los amigos. Se es católico las 24 horas del día, lo que implica también involucrarse en la construcción del bien común a largo plazo, no sólo en el de ahora sino también en el de las próximas generaciones. Buena parte de los ponentes señaló la importancia de la idea del Papa Francisco que insiste en iniciar procesos más que que en ocupar espacios. Somos seres relacionales por lo que las reflexiones y acciones tienen que ser comunitarias.
En relación al mundo digital, se valoró la presencia en las redes sociales, que es necesaria para la evangelización, pero resulta imprescindible que esa presencia sea siempre con carácter constructivo. El ejemplo del testimonio cristiano tiene que hacerse visible también en las redes sociales de los cristianos.
Los lugares de esa presencia en la vida pública sonCultura, economía, política y sociedad.
La necesidad del diálogo implica también una pluralidad en las personas, de cualquier ámbito, de cualquier presencia en la sociedad y en el mundo digital.
Una hora más tarde, se vuelven a encontrar en la catedral de Sevilla para una visita cultural.
Las diócesis ponen en común sus trabajos previos
La Semana Social que ahora se celebra en Sevilla comenzó su andadura el pasado mes de septiembre. Durante tres meses se han ido celebrando encuentros en distintas diócesis españolas en torno a un documento elaborado por la Junta Nacional “Guía de Trabajo para los Seminarios. La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación”.
Estos grupos han reunido a personalidades y representantes de la política, de organizaciones empresariales y sindicales, de la universidad, de la cultura y de la Iglesia.
El presidente de Semanas Sociales, Jesús Avezuela Cárcel, destacó en la sesión inaugural la riqueza de estos trabajos previos que han permitido que se generen «debates con una especial altura de miras y con una visión global de muchos aspectos».
También señaló que las aportaciones de estos grupos permiten tener distintos enfoques de un mismo documento gracias a la variada naturaleza de las diócesis en las que se han celebrado: diferentes lugares de la geografía española, unas con una dimensión más urbana y otras más rural, con parámetros socioeconómicos distintos, o con sensibilidades ideológicas también variadas.

Sábado, 27 de noviembre
La Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla abre sus puertas de nuevo esta mañana a los participantes de la XLIII Semana Social de España que hoy, sábado 27 de noviembre, celebra su tercera y última jornada de trabajo.
En torno a las 10.00 horas comenzaban las sesiones de trabajo con el saludo del presidente de la Junta Nacional de Semanas Sociales, Jesús Avezuela Cárcel. Después, un momento de oración dirigido por Fernando Fuentes, director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana.
Primera mesa redonda: "Una mirada desde la política"
El tema central que plantea esta Semana Social, "La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación" se ha abordado hoy a través de dos mesas redondas.
A las 10.30 horas comenzaba la primera, "Una mirada desde la política", moderada por el periodista Diego García Cabello. Han participado en el debate el viceconsejero de la vicepresidencia y de la consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local de la Junta de Andalucía, Manuel Alejandro Cardenete Flores; el director del Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao, Carlos García de Andoin; y la diputada del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Sol Cruz-Guzmán García.
Manuel Alejandro Cardenete señaló la importancia de las relaciones personales en política, donde son más fáciles los acuerdos y sacar adelante proyectos cercanos al bien de las personas y del bien común. Sol Cruz-Guzmán hizo una llamada a la movilización de las personas en la sociedad para impulsar el trabajo en la política y alertó del "cambio que se está dando entre el bien común o bien general y la multitud de bienes particulares".
Sol Cruz-Guzmán señaló "la poca proactividad de la Iglesia en la reclamación a los políticos de sus opiniones y presencias en la sociedad". En relación a la amistad social señaló que su experiencia en política es que sí hay posibilidad y reclamó que "la Iglesia sea catalizadora de las opiniones diversas en el espectro político". Manuel Alejandro Cardenete animó a la presencia en redes sociales "porque lo que no se visualiza no existe pero al mismo tiempo alertó de sus riesgos. Creo en la bondad de las redes sociales para contar los bienes que se hacen en el terreno político y en el terreno particular poniendo en valor lo que para mí es importante, que es también la vida cristiana".
Carlos García de Andoin afirmó que "las redes ayudan a la tribalización de la vida social y de la vida política" y añadió "dos elementos que cortocircuitan el diálogo entre la Iglesia la política y la vida pública. Una es de la parte de la política cuando hay un laicismo que arroja a la religión a la vida privada" y afirmó "la necesidad de una laicidad incluyente" y "desde el lado cristiano hay que olvidarse el recurso a la verdad ontológica y a la ley natural. En el tiempo presente hay que construir desde el diálogo y desde la convención, porque a los valores prepolíticos no se puede llegar desde una verdad, sino desde el acuerdo entre distintos".
Segunda mesa redonda: "Una mirada desde la empresa y el sector social"
Después de un breve descanso comenzaba, en torno a las 11. 45 horas, la segunda mesa redonda, "Una mirada desde la empresa y el sector social". Se ha contado con las intervenciones de la exministra de Empleo y Seguridad Social de España, Fátima Báñez García; el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara Sarriá; y la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro. El periodista Juan Carlos Blanco Cruz ha sido el moderador.
Javier González de Lara señaló que "hay que reconocer que el diálogo político e institucional no está a la altura de lo que los ciudadanos queremos. Es referente el diálogo social". Mostró su preocupación por la escasa participación social, "también de los cristianos. Tenemos que dar no sólo compromiso de fe, sino también social y política" y pidió pasar del "¿Qué va a pasar? al ¿Qué podemos hacer?". "Sin ética no existe éxito empresarial ni tampoco existe éxito social".
Natalia Peiro señaló que el optimismo y la esperanza están en ver a todas esas personas católicas que se comprometen con los demás: "el valor de los cristianos para la vida pública es nuestro valor y nuestro compromiso, con esa coherencia de vida de tantas personas anónimas desde su vida privada" porque, apuntó, "el compromiso y el encuentro con el otro, como dice el Papa, es lo que nos lleva a la regeneración de la vida pública". Una de las herramientas importantes es estar cercanos a los problemas de nuestro tiempo y dijo que "en Cáritas una ventaja es que las decisiones muchas veces se toman en la primera línea, entre quienes están en contacto con el otro, con el que sufre, con los que están en el encuentro cercano".
Fátima Báñez señaló que la regeneración tiene su "origen en la responsabilidad personal, como primer paso para regeneración de la vida pública". Recordando a Benedicto XVI, señaló que "los cristianos tenemos el deber de dar testimonio de nuestra vida en cualquier ámbito de responsabilidad". La sociedad se construye con la suma de cada uno, "no esconderse en la responsabilidad colectiva sino mirar desde la responsabilidad persona para construir el bien común. A partir de ahí trasciende el entorno en el que uno vive".
Conclusiones de las XLIII Semanas Sociales de España
Regeneración de la vida pública: una llamada al bien común y a la participación
En este momento conclusivo de la XLIII Semana social es esencial reconocer el trabajo que en los últimos meses se ha realizado en muchas diócesis de la Iglesia en España. Los diversos encuentros preparatorios, siguiendo un marco de trabajo común, han sido un ejercicio de sinodalidad eclesial desde el diálogo, la deliberación y la elaboración de propuestas para una renovada presencia de la Iglesia en la vida pública.
Nuestras sociedades están atravesadas por un profundo individualismo que dificulta las propuestas de proyectos comunes orientados al bien común. Un individualismo, que como declara el papa Francisco en Fratelli tutti, “no nos hace más libres, más iguales y más hermanos y hermanas” (cfr, FT, 105). Desde el compromiso de los católicos en la vida pública es necesario empeñarse en construir una sociedad cada vez más inclusiva, que nos vincule asociativamente entre creyentes y no creyentes, dando protagonismo a la sociedad civil en la edificación de la fraternidad universal.
Reconocemos la intensa pluralidad de nuestras sociedades y las diferentes sensibilidades dentro de la Iglesia como una llamada a construir una gran familia humana desde la diversidad. Muchas veces esta pluralidad se presenta de manera polarizada, enfrentada y sin espacio para el diálogo. Los procesos de diálogo público entre ideas encontradas y las experiencias de amistad social entre personas con diferencias ideológicas, culturales o religiosas son parte del compromiso irrenunciable con la vida pública. La llamada de Fratelli tutti a ejercitar un “diálogo persistente y corajudo” (cfr, FT 198) se convierte en un horizonte esencial para la vida pública. El ámbito educativo, en el que la Iglesia católica tiene una amplia presencia, debe potenciar esta educación para la vida pública enraizada en el diálogo social y político como escuela de fraternidad.
No podemos pasar por alto que nuestro mundo esta fracturado por la “cultura del descarte”. Millones de hermanos y hermanas nuestras sufren la injusticia, el abandono y el olvido. Las llamadas desde las periferias a un mundo más justo se constituyen en un referente esencial para regenerar la vida pública. Para los cristianos la opción preferencial por los pobres es un fundamento básico para el bien común. No cabe duda de que la presencia de la Iglesia en el campo de lo social es intensa y amplísima, a la vez que reconocida por la sociedad. Sin embargo, en otros ámbitos como el mundo de la cultura o de la política, necesarios para la realización de la “cultura del encuentro”, la presencia de los cristianos es mucho menor o incluso irrelevante. El compromiso con la vida pública también nos llama a los cristianos a aportar nuestro bagaje cultural y político para enriquecer y enriquecernos con nuestra participación en la esfera pública.
Una Iglesia sinodal y en salida debe promover las vocaciones al mundo político. Laicos y laicas que vivan como misión de servicio su presencia en la vida política activa en la diversidad de opciones existentes. Comprometerse en las dinámicas del poder político, no para sucumbir ante él, sino para convertirlo en servicio para el bien común es una “altísima vocación, una de las formas más preciosas de caridad” (cfr EG, 205) que la Iglesia debe acompañar, formar y cuidar. El acompañamiento personal y comunitario a las vocaciones políticas se constituye como un reto fundamental en el contexto complejo e incierto que vivimos.
Para la vida pública de nuestra sociedad es un verdadero don el crecimiento de la conciencia de interdependencia, acrecentada durante la pandemia, la emergencia significativa de la conciencia ecológica y la preocupación social por la desigualdad y la pobreza. A pesar de las limitaciones e incluso malinterpretaciones que puedan existir son una buena noticia para un mundo necesitado de ellas. No somos “profetas de calamidades” que condenan el mundo en su totalidad si no que debemos reconocer todo el bien que existe en el mismo. El compromiso en la vida pública nos llama a reconocer, aprender y colaborar con esta creciente, aunque insuficiente, conciencia de interdependencia global.
El mundo digital es hoy un espacio fundamental para la constitución de la vida pública. La vida personal y pública se sustenta cada vez más en procesos digitales con toda la ambivalencia que estos generan. Riesgo y oportunidades aparecen de la mano en el mundo digital. A pesar de estas ambivalencias el mundo digital es un espacio privilegiado de conformación de intereses, valores y tendencias al que la Iglesia no puede ni debe renunciar. Comunicar, participar y colaborar en este significativo mundo en el siglo XXI para la construcción del bien común es una llamada urgente para la presencia significativa de la Iglesia.
En la vida pública, el papel de las religiones es muchas veces cuestionado o minusvalorado. Creemos firmemente que las religiones tienen un acervo ético, cultural y antropológico riquísimo para aportar a la vida pública. Las religiones están al servicio de la fraternidad en el mundo (cfr, FT cap. 8) y deben ser en las sociedades democráticas dinamismo de solidaridad y participación. Los católicos desde nuestra rica tradición estamos convocados al diálogo interreligioso para reconocer las aportaciones que juntos podemos hacer en la construcción del bien común.
Hacemos, a la conclusión de esta Semana social, un llamamiento a todos los cristianos y cristianas a comprometerse en los diversos escenarios de la vida pública. El mundo en el que nos movemos necesita personas que, alimentadas desde la Parábola del Buen samaritano, sean capaces de pararse a los bordes de los caminos y compasivamente comprometerse en la construcción del bien común desde la vida pública.
Intervención del arzobispo de Sevilla en la sesión de clausura
Después de la presentación de las conclusiones comenzaba el acto de clausura con las intervenciones del arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, y el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.
Mons. Saiz Meneses ha repasando la historia de las Semanas Sociales. Una trayectoria centenaria -iniciaron su andadura en mayo de 1906- que ha permitido la reflexión, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, sobre los temas más acuciantes para la vida social de los españoles.
Volviendo a esta Semana Social, ha resaltado el valor sinodal de los encuentros previos en las diócesis, en los que se han manifestado "el espíritu de diálogo y la búsqueda del encuentro, tanto con la Iglesia como con la sociedad".
El arzobispo de Sevilla ha valorado también la elección del tema de esta Semana Social, "que entronca con el itinerario y los objetivos propuestos por la Conferencia Episcopal Española para los próximos años". Una de sus líneas, ha recordado, es "la presencia misionera y el compromiso de trasformación evangélica de la realidad, pues la redención de Cristo tiene un sentido social". Se trata "de recuperar el sentido humanizador del Evangelio" y "de experimentar la alegría de comunicar el Evangelio en esta sociedad, porque el Evangelio tiene mucho que decir al hombre y a la mujer de hoy".
Dentro de esa prioridad de salir a las periferias, "no cabe duda de que una de las periferias más urgentes hoy es la vida pública, el lugar en el que se debaten las leyes, se fijan las condiciones de vida para tantas personas, el lugar del que queda también excluida tanta gente por muchas razones: ideas, convicciones, creencias, nacionalidad, pobreza, etc. Una Iglesia que no asuma este compromiso tiene el riesgo de desvirtuar y no hacer creíble el Evangelio que anuncia, porque, si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos, los excluidos de todos los tiempos, con los que él mismo ha querido identificarse".
Entiende Mons. Saiz Meneses que "la realidad social exige al Pueblo de Dios propiciar un dinamismo de encuentro y de dialogo con las condiciones humanas y sociales de nuestro tiempo". En nuestros días, "son muchas las necesidades que interpelan la sensibilidad cristiana y exigen profundizar de un modo crítico, con la ayuda de las ciencias, la realidad que habitamos. Nuestra sociedad está cargada de las contradicciones de un desarrollo económico, cultural, tecnológico, que deja a tantas personas al margen del progreso y los relega a vivir en condiciones de vida muy por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana".
Como respuesta, el prelado ha propuesto una nueva «imaginación de la caridad» que nazca de la amistad social. "Es esta caridad social la que ilumina el conocimiento, al tiempo que obra la renovación de las estructuras económicas y permite emprender con determinación nuevos medios de participación en la vida pública para el bien común. La Iglesia, y especialmente el laicado, debe dar un paso más en este sentido: tiene que ser protagonista en la vida pública".
El arzobispo de Sevilla ha cerrado su intervención apelando "a ir más allá de los grupos de afines y a construir la auténtica amistad social", a "alejarnos de los populismos" a "huir de la enemistad social" y a "salir de la <polarización>". "Frente al muro de la indiferencia, hoy sigue siendo fundamental la disposición de la Iglesia al servicio y al encuentro, porque no hay áreas sociales que queden al margen de la preocupación de la comunidad cristiana. Esta vertiente ético-social se propone como una dimensión imprescindible del testimonio cristiano, de manera que el diálogo continúa siendo el camino para mirar la realidad de una manera nueva, para vivir con pasión los desafíos de la construcción del bien común".
Por su parte, Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía intervino a través de un vídeo. En su saludo agradeció "el trabajo de miles de personas, de buenas personas, que desde la Iglesia ayudan a los demás". Al valorar el trabajo de tantas personas de Iglesia por el bien de todos en los tiempos de la pandemia, señaló que este "es el ejemplo que debemos seguir desde el ámbito de la política, de la economía, de la sociedad en general: la persona en el centro de nuestra actividad".