
Jornada Mundial de los Pobres
¿Por qué comenzó a celebrarse?
¿Por qué comenzó a celebrarse?
El 13 de noviembre de 2016 se cerraba en todo el mundo las Puertas de la Misericordia y en la Basílica de San Pedro, el Santo Padre celebraba el Jubileo dedicado a todas las personas marginadas. En la celebración eucarística estaban presentes miles de pobres, con los que ya había compartido los días anteriores. La homilía estaba escrita, pero faltaba la frase final. El Papa levantó los ojos del texto y de manera espontánea anuncio su deseo de celebrar una jornada de los pobres.

“Precisamente hoy, cuando hablamos de exclusión, vienen rápido a la mente personas concretas; no cosas inútiles, sino personas valiosas. La persona humana, colocada por Dios en la cumbre de la creación, es a menudo descartada, porque se prefieren las cosas que pasan. Y esto es inaceptable, porque el hombre es el bien más valioso a los ojos de Dios. Y es grave que nos acostumbremos a este tipo de descarte; es para preocuparse, cuando se adormece la conciencia y no se presta atención al hermano que sufre junto a nosotros o a los graves problemas del mundo… Hoy, en las catedrales y santuarios de todo el mundo, se cierran las Puertas de la Misericordia. Pidamos la gracia de no apartar los ojos de Dios que nos mira y del prójimo que nos cuestiona… especialmente al hermano olvidado y excluido, al Lázaro que yace delante de nuestra puerta. Hacia allí se dirige la lente de la Iglesia.… A la luz de estas reflexiones, quisiera que hoy fuera la «Jornada de los pobres». (Papa Francisco, 13 de noviembre de 2016)
Unos días más tarde, el 20 de noviembre, al concluir el jubileo extraordinario de la Misericordia, firmaba la Carta Apostólica Misericordia et misera en la que añadía como conclusión:

“Intuí que, como otro signo concreto de este Año Santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada mundial de los pobres. Será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el cual se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia (cf. Mt 25,31-46). Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social. Esta Jornada constituirá también una genuina forma de nueva evangelización (cf. Mt 11,5), con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia.” (n. 21).
El 19 de noviembre de 2017 se celebró la primera Jornada Mundial de los Pobres. Cada año el Papa nos vuelve a llevar la mirada sobre esta realidad fundamental para la vida de la Iglesia, porque los pobres están y estarán siempre con nosotros (cf. Jn 12,8) para ayudarnos a acoger la compañía de Cristo en nuestra vida cotidiana.