
Las diócesis de Málaga y Getafe han celebrado este fin de semana sus reuniones del grupo de reflexión para preparar las Semanas Sociales que a nivel nacional tendrán lugar en Sevilla del 25 al 27 de noviembre. El lunes 27 se reunía el Foro `Alkargunea´, impulsado en la diócesis de Bilbao.
Durante los meses de septiembre, octubre y primeros de noviembre se están celebrando estos encuentros previos en las diócesis para trabajar sobre la guía de trabajo, “La regeneración de la vida pública. Una llamada al bien común y a la participación. Guía de Trabajo para los Seminarios«.
La conclusiones de los trabajos de estos equipos se compartirá en el Congreso final de noviembre en Sevilla.
Las Semanas Sociales son un instrumento de la Conferencia Episcopal Española con más de un siglo de antigüedad para promover la Doctrina Social de la Iglesia, y que centra su mirada, hoy, en la regeneración de la vida pública.
Encuentro de trabajo en la diócesis de Getafe

El día 25 de septiembre se reunieron, en la sede de cáritas diocesana, los miembros del grupo de laicos que han trabajado la Guía sobre la presencia de los seglares en la vida pública. Entre los componentes del grupo se dieron cita profesionales de la medicina, de la abogacía, políticos en ejercicio, de la empresa y del mundo sindical.
Convocados por la vicaria de Caridad de la diócesis de Getafe y moderados por D. Aurelio Carrasquilla Jerez, contó con el acompañamiento de D. Fernando Fuentes, miembro de la Junta Nacional de Semanas Sociales.
Después de una breve introducción sobre los antecedentes de las Semanas Sociales en la historia del pensamiento social católico en España, se planteó la metodología de trabajo seguido en el conjunto de las diócesis que están celebrando sus semanas sociales diocesanas y también se habló del significado de la semana social que tendrá lugar en Sevilla (25 al 27 de noviembre) y que recogerá el trabajo de los grupos diocesanos.
El tema central con el que se abrió el debate fue “la participación de los católicos en la vida pública” y las variables que indicen en dicha participación y con las que hay que contar. El sentimiento de algunos de los participantes es la falta de pluralidad pues en el momento que se plantean cuestiones que tienen que ver con los valores, y más aún si son cristianos, estás fuera de la sociedad y por ello se constata la necesidad de partir del dialogo y de un lenguaje común en el que colaborar. Más aún entienden los participantes que no se debe afrontar la pluralidad con miedo, pues el origen del diálogo es el “otro”, que es un bien.
Se plantearon las preguntas: ¿Qué significa encontrarse con el diferente y lo diferente, para construir el bien común? ¿Cómo crear mecanismos para el trabajo en común? El grupo citó aquellos aspectos que contribuyen al diálogo constructivo: el trabajar por la dignidad humana haciendo un discernimiento personal para que no sean nuestros intereses sino lo intereses comunes, el bien común, el objetivo del compromiso cristiano. De algún modo, se decía, el bien común es algo evangélico.
Otro de los temas tratados giró sobre las renuncias que hay que hacer para la amistad social y el dialogo. Se comentó que el leguaje debe ser común, “si queremos que nos entendamos debemos sintonizar”. La necesidad de ser escuchado. Reconocer que el otro es un regalo. Los derechos es una plataforma desde donde podemos dialogar.
También constataban la “soledad” en sus compromisos, especialmente los políticos, y pedían que la Iglesia asumiera la tarea de acompañamiento. Es verdad que los movimientos obreros habían desempeñado en parte este cometido pero ahora la vida es más compleja y con nuevos escenarios en los que la Iglesia debe estar presente. No todas las veces el compromiso en la vida pública es bien entendido tanto desde la propia comunidad cristiana como desde los partidos políticos en los que se milita. Es más, es una tarea compleja integrar las ideologías que forman parte de las opciones políticas y económicas con la vocación de laico al servicio de la sociedad. Hablar de disciplina de partido y de la Iglesia provoca contradicciones.
Se incidió en las nuevas presencias en la vida pública y se citaba el caso de las nuevas tecnologías y su impacto actual. Las nuevas tecnologías se consideran un lugar de presencia de la Iglesia y hay posibilidad de encontrarse en las nuevas tecnologías. Pero se llegaba a la conclusión de que lo instrumental, las nuevas tecnologías, no impidieran la relación personal.
Con todo, se afirmaba la necesidad de consolidar el “ser comunidad cristiana” para hacerse presente en la vida pública. La parroquia era un lugar social, por donde pasaba todo el mundo, ahora se ha envejecido. Se planteaba por tanto ¿Cómo rejuvenecer esa comunidad desde el laicado?
El grupo finalmente se planteó uno de los interrogantes que surgen desde el pensamiento del papa Francisco: ¿Procesos u ocupar espacios? Se inclinaba el grupo no tanto por ocupar espacios, pues son variables y desaparecen y no tiene mucho futuro. En los procesos debemos ocupar espacios, sin apropiarnos de los lugares. Debemos estar en los espacios sin ocupar. “Algunos de nosotros debemos estar en espacios sin ocupar”. Pensar más en los procesos, que nos ayuden a la presencia de la Iglesia en la sociedad. La Iglesia ha ocupado espacio, y sin embargo en los procesos es donde tenemos que estar. La comunidad cristiana lo que hace es iniciar procesos. Se trata de estar comprometidos con procesos que parten del anuncio del evangelio. El construir Reino, es ya plural en sí mismo, pero la construcción de la casa común es una tarea.
Estamos en una sociedad de espacios, de confrontación democrática. La cultura es lugar de encuentro y desde la identidad cristiana, ser cristianos, hay que iluminar la realidad. Debemos dejar que el Espíritu actúe. También habrá que hacerse presentes como asociaciones y movimientos que trabajan en la cultura. En el grupo se dieron cita varios miembros del movimiento Comunión y Liberación, quienes explicaron su modo de insertarse en la vida pública desde su compromiso cristiano.
Foro`Alkargunea´ en la diócesis de Bilbao

Miembros de las diferentes opciones políticas con representación en Bizkaia, personas de la vida pública y de organizaciones sociales del territorio, participaron el lunes 27 de septiembre en el primer encuentro del Foro `Alkargunea´ impulsado en la diócesis de Bilbao. Para el 18 de octubre está previsto el siguiente encuentro.
El obispo Mons. Joseba Segura presidió esta sesión, en la que puso en valor la historia de compromiso social y de intento de motivar y de formar a la gente en el ámbito de la vida pública.
El delegado de Caridad y Justicia, Manu Moreno, hizo la introducción al acto y dio la palabra al obispo, que en su presentación señaló que su presencia allí no solamente era para saludar a las personas asistentes sino también para agradecerles “esa preocupación y ese servicio por lo público que en este momento está en cuestión o poco valorado”.
Mons. Segura explicó que este foro también se sitúa en el pontificado de Francisco “que, de muchas maneras, está poniendo de manifiesto la preocupación de un sector importante de la Iglesia, desde arriba desde lo más alto, para promover el encuentro y la fraternidad universal. Creo –dijo- que esa cultura del encuentro es una característica de este pontificado, que va a ser una de las características que van a quedar en la historia como definitoria de Francisco. Ahí está la Fratelli tutti, la insistencia que el papa viene haciendo, una y otra vez, de la necesidad de encontrarse, de dialogar y en la medida de lo posible no solo de hablar, el deseo de aterrizar con propuestas concretas o, al menos, de promover que la gente desde sus diversas opciones y sensibilidades sea capaz de encontrar propuestas de cambio.”
También se refirió a la necesidad de hacer propuestas que permitan encontrar caminos que sucedan y que resulten una transformación de este mundo “una transformación, quizá no tan grande como la que en un momento se soñó pero, realmente, una transformación que sea concreta y en la que podamos encontrar voluntades y terreno común entre personas que tengamos sensibilidades diferentes. Esto creo yo que es la cultura del encuentro».
Tras la presentación de Mons. Segura, el exsecretario general de Caritas española y profesor de la Universidad Pontificia de Comillas Sebastián Mora, que participó por parte de la Junta Nacional de las Semanas Sociales, presentó la guía de trabajo de trabajo y destacó la importancia de estos encuentros diocesanos, “desde realidades muy distintas, con el objetivo común de construir presencia desde la pluralidad”.
Posteriormente comenzaron las intervenciones de las personas invitadas que ofrecieron sus visiones y aportaciones sobre el tema enunciado “Cuestiones críticas desde una perspectiva ética y el quehacer de los cristianos y cristianas”.
Se contó con una numerosa presencia de personas de diversos ámbitos: Íñigo Pombo. Ex viceconsejero de Asuntos Sociales. PNV; Óscar Seco. Director de Bienestar Social. Diputación Foral de Bizkaia. PSE-EE; Mariví Freire. Concejala del Ayuntamiento de Barakaldo. Podemos; Ana Sofi Telletxea. Caritas. Responsable de Análisis y Desarrollo; Alicia Suso. Caritas. Educadora social. Expresidenta Consejo de la Juventud de Euskadi; Juan Ibarretxe. Concejal de Asuntos Sociales del Ayto. de Bilbao. PNV; Clara Zabalo. Exconcejal de Sestao. Ezker Batua; Imanol Zubero. UPV-EHU. Ex Senador PSE-EE; María Silvestre. Directora de Deustobarómetro. UD. Exdirectora de Emakunde; Carlos David García Fernández. Concejal Ayuntamiento de Bilbao. PP; Tasio Erkizia, exparlamentario vasco por HB; Pedro Luis Arias. UPV-EHU. Ex viceconsejero de Universidades; Carlos Askuntze. Coordinador de REAS Euskadi; Juan Manuel Sinde. Presidente de Arizmediarrieta Kristau Fundazioa; Iñaki Garcinuño. Empresario. Expresidente de CEBEK; Maite Valdivieso. Responsable de Pastoral Obrera; José Antonio González. CCOO. Responsable de Educación concertada; Mari Mar González, presidenta HOAC. Pastoral Salud Santa Marina; Iosu Murgia. Concejal de Artea por Aldatuz. Ex juntero de Bizkaia por Aralar; José M. Calvo, Redes. Coordinadora de ONGs de Iglesia; Carlos Bargos. Director de Caritas; Manu Moreno. Delegado de Caridad y Justicia y Carlos García de Andoin. Director del IDTP.
Jornada de trabajo en Málaga

El pasado 25 de septiembre se celebró, en la sede del Centro Superior de Estudios Teológicos «San Pablo», el primero de los Foros de deliberación de las Semanas sociales. El sábado 2 de octubre se celebrará en segundo encuentro con el objetivo de sintetizar las reflexiones y propuestas más significativas.
La reunión contó con una rica participación de personas vinculadas al ámbito económico, educativo, social, cultural y político. Con una rica pluralidad de procedencias, ideologías y experiencias personales que enriquecieron la reflexión. Sebastián Mora, miembro de la Junta Nacional de Semanas Sociales, y José Miguel Santos, coordinador diocesano de las Jornadas, presentaron el itinerario de trabajo de las Semanas Sociales, el documento base de diálogo y realizaron las tareas de moderación y secretaria.
Se presentó una primera pregunta general sobre el diagnóstico del espacio público. Salieron multitud de visiones, análisis de procesos sociales y económicos, así como, un recorrido histórico del espacio público desde la transición hasta nuestros días. Unas primeras consideraciones describían un espacio público que a veces es débil, frágil, sesgado y, en muchas ocasiones, hasta fragmentado. Especial debate hubo en torno a cómo la pluralidad se está mostrando de manera muy polarizada en nuestra sociedad, no solo en los espacios públicos sino también en los ámbitos domésticos. En muchas personas se percibe un profundo malestar social, producido por las diversas desigualdades, y la intensa incertidumbre que vivimos. El individualismo, el relativismo y la inmediatez que reclamamos la ciudadanía, fueron rasgos analizados en la jornada. También, se dialogó sobre los aspectos positivos que van surgiendo desde el compromiso de los jóvenes, la mayor información sobre temas políticos y sociales, etc.
El segundo bloque, establecido el diagnóstico, giró en torno a las propuestas que desde el mundo cristiano podemos proponer. Se puso un especial acento sobre los temas educativos y la acción socio-caritativa como espacios privilegiados de vivir el compromiso público. Como algunas personas formularon, se necesitan personas sólidas para estos tiempos líquidos, especialmente en la vida pública, y la educación es vital.
En el ámbito social la Iglesia ha aportado y sigue aportando una presencia cualificada, pero sin embargo, en el mundo de la cultura la Iglesia ocupa un lugar secundario. Citando a San Juan Pablo II se compartió como un drama profundo es el poco protagonismo de la Iglesia en el ámbito de la cultura proponiendo líneas de trabajo para una presencia densa en el discurso público de la cultura.
Un aspecto muy interesante versó en torno a la ética profesional. Un primer aporte de los cristianos para la vida pública debería surgir del testimonio ético de los profesionales cristianos. El mundo del trabajo y las profesiones puede jugar un papel determinante en la esfera pública.
Durante todo el encuentro, de manera transversal, apareció la reflexión sobre el laicado. Una Iglesia, que sigue siendo clerical, es muy difícil que se mueva en el espacio público. El compromiso laical es esencial para la regeneración de la vida pública.
Para terminar esta síntesis, que deja muchas ideas en el tintero, es de justicia compartir la centralidad que se le otorgó al diálogo como forma de presencia. Ese diálogo corajudo, del que habla el Papa en Fratelli Tutti, y que los cristiano debemos poner en práctica, hacia dentro de la Iglesia, y hacia el exterior en ese anhelo de construir un espacio público más equitativo y reflexivo.
28/09/2021