
Javier Prieto es un seminarista de Zamora. Tiene 34 años. Vive en el Teologado de Ávila, que está situado en Salamanca, con otros compañeros de 6 diócesis. Estudia quinto año en el seminario y Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Pero para llegar hasta aquí, hasta su verdadera vocación, tuvo todo un proceso de discernimiento en su vida, en su día a día.
Había estudiado Derecho y ADE. Trabajaba en una consultora financiera y era feliz. Pero Javier Prieto asegura que «la vocación no se trata de una opción de felicidad, sino más bien de una opción de sentido».
«Te planteas quién eres, -continúa- para qué estás en el mundo y cuál es el sentido de tu vida. El Señor me estaba diciendo que el sentido de mi vida no iba tanto por una carrera profesional, sino hacia la vocación sacerdotal».
¿Qué le llevó a la vocación? ¿Qué vio en la sociedad?
Este seminarista de Zamora nos cuenta que «una de las cosas que más me interpelaba era ver la falta de esperanza de muchas personas, su dificultad para acceder a Dios. Sentía en el corazón que el Señor me ponía a mí la pregunta: ¿y tú qué estás haciendo para cambiar eso?«

Hacer presente a Dios en nuestra vida concreta
Entonces, cuando empezó a enfrentarse a la pregunta de por qué el Señor le estaba llamando a ser sacerdote, «las piezas del puzle de mi vida iban encajando y cobraban sentido».
Con gran entusiasmo y firmeza indica que «uno es más auténtico cuándo responde al Señor. Es la necesidad de hacer presente la esperanza y el amor de Dios en el mundo. Y, sobre todo, una cosa que puede parecer muy sencilla, pero yo creo que es muy importante: hacer presente a Cristo en la vida diaria. Si Dios quiere un día como sacerdote, pero ahora también como seminarista.
Subraya que lo esencial es «hacer presente al Señor tomando unas cañas con unos amigos en un grupo de jóvenes, subiendo un dibujo a Instagram con una breve reflexión sobre el Evangelio, colgando un tuit, comentando una película de Netflix con naturalidad. Es decir, estamos llamados a hacer presente al Señor en nuestra vida concreta».
Finalmente, nos invita a todos a descubrir cuál es nuestra vocación en esta vida. «Todos queremos cambiar cosas. Por ello, hay que preguntarse cómo colaboro yo en primera persona con esa misión que el Señor me pide. Es lo que hice antes de entrar al seminario y lo que voy haciendo cada día».
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09/08/2021