
Cada 24 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias. En este día la Virgen de la Merced es protagonista en la vida de los presos y de sus familias. En torno a esta fecha se organizan actividades, concursos o festivales que culminan con la celebración de la eucaristía.
Fue el 27 de abril de 1939 cuando la Virgen de la Merced fue declarada en España, y en muchas partes del mundo, patrona de las prisiones, es desde entonces cuando presos, familias y trabajadores de la institución penitenciaria celebran su fiesta.
Además, Instituciones Penitenciarias, como cada año, ha reconocido la labor de la Iglesia con la entrega de las siguientes Medallas de bronce al Mérito Social Penitenciario:
- Trinidad Parra Ruiz, de la Fundación “Prolibertas” y Pastoral penitenciaria en la prisión de Alcalá I.
- Religiosos Salvatorianos.
- Pastoral penitencia de Coria-Cáceres.
- Juan Antonio Villarreal Panadero, capellán de Puerto I en el Puerto de Santa María, en la diócesis de Asidonia-Jeréz.
- Paco Arcís Martínez, coordinador del Área Social de Picassent (Valencia).
- Ángel Luis Martín Gómez, capellán de Alcalá de Guadaira-Mujeres (Sevilla).
- Antonio García del Olmo, voluntario de Sevilla I.
- Herbert Agnelly Ramos López, capellán del Psiquiátrico Penitenciario de Alicante.
- Carmen Martínez de Toda Terrero, excoordinadora del Área Social del departamento de Pastoral penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española durante 24 años.
Este galardón, instaurado en el año 1996, tiene como finalidad premiar a aquellas personas o instituciones que hayan contribuido en el campo penitenciario.
Memoria de la Pastoral penitenciaria en 2020

El departamento de Pastoral penitenciaria, en torno a estas fechas, hace pública la Memoria 2020 en la que ofrece los datos del trabajo realizado durante el año. En esta ocasión se han recopilado gracias a la aportación de 78 de las 82 prisiones consultadas, lo que supone el 95% de los consultados.
No ha sido fácil, ni sencillo, ni cómodo. La pandemia «nos ha puesto a prueba» pero «aquí estamos». Así resume Florencio Roselló, director de este departamento, lo que fue el 2020 para esta Pastoral.
Reinventarse frente a unas puertas cerradas por la pandemia
La actividad de la Pastoral penitenciaria en 2020 estuvo marcada por el Covid 19 y Florencio Roselló, en las primeras líneas de la introducción, recuerda que varios capellanes y voluntarios «han dejado sus vidas en la pandemia».
Una pandemia que cerró la cárcel a todo el personal externo, también a la Pastoral penitenciaria, el 14 de marzo de 2020. «Había dos opciones -explica Florencio- esperar a mejores tiempos o reinventarse, reorientar nuestra pastoral. Y optamos por la segunda opción». La Iglesia, a través de la Pastoral Penitenciaria, «siempre ha estado ahí».
Por eso, como novedad, en los datos de esta Memoria se refleja un incremento de actividades y actuaciones fuera de prisión. Muchos presos, en este tiempo, han visto recortadas las salidas, las comunicaciones, los paquetes y «la Iglesia ha sido esa familia y esa ventana al exterior que les ha devuelto la fe y la esperanza», destaca el director de la Pastoral penitenciaria. Se ha fortalecido el acompañamiento a las familias, se han elaborado mascarillas, se han organizado iniciativas para mantener correspondencia con los reclusos; además de la acogida a los que han recuperado la libertad en este tiempo.
Los datos también reflejan que cuando las puertas se volvieron a abrir, «allí estábamos de nuevo. Cuando se pudo celebrar, ¡celebramos!, cuando pudimos realizar una actividad ¡la hicimos!, cuando pudimos entrar paquetes de ropa, ¡los entramos!, cuando pudimos poner peculio, ¡lo pusimos!»
Los datos

La memoria presenta con estos datos los 9 meses de trabajo en esta Pastoral. Pero también ha querido reflejar, en otro gráfico, los datos que corresponderían si se hubiera entrado en prisión los los 12 meses del año.

Detrás de cada dato, una persona
Cada año, con la presentación de esta Memoria, el departamento de Pastoral penitenciaria quiere agradecer el trabajo y la entrega de los capellanes y voluntarios que están detrás de cada uno de estos datos. Pero en el año 2020, de manera especial, los datos han requerido un esfuerzo mayor que otros años, «cada número tiene un valor añadido«, puntualiza Roselló.
Por eso, concluye su presentación invitando a disfrutar de esta Memoria, «analiza los datos y reconoce en ellos una gran entrega de capellanes y voluntarios. Un compromiso de superación y creatividad por los hombres y mujeres presos y por sus familias. Y, a decir verdad, y viendo esta memoria, ¡ha valido la pena! La Pastoral penitenciaria de España está viva, y esta memoria así nos lo recuerda».
24/09/2021