
Santiago García es psicólogo y desde hace más de cuatro años trabaja en el centro de atención integral a la familia de la diócesis de Cartagena. Un centro al que, según explica, no llegó por casualidad, “a lo largo de mi vida personal y profesional ha habido muchas situaciones que me han hecho llegar hasta aquí”. Santiago confiesa tener una especial vocación hacia las personas y hacia la familia.
Por eso, en este centro diocesano encontró “su sitio” junto a un equipo formado por psicólogos, psiquiatras y logopedas que dan atención profesional a las familias que acuden con problemas en su matrimonio, con los hijos, con adicciones de alguno de sus miembros… En su caso, puntualiza, “mi área de acción son los adolescentes y adultos de forma individual”.
Santiago García, marcado por las situaciones de sufrimiento y alentado por las vidas reconstruidas
A lo largo de estos años “me han marcado profundamente” situaciones en las que el sufrimiento se ha cebado con los débiles. “Niños que han intentado suicidarse o niños que han sido víctimas de abuso”, especifica. Pero también ha sido testigo de familias que se han reconstruido y de personas que en el centro “han recuperado una vida que muchos nunca habían tenido y otros, hacía muchos años que no la tenían”.
“A través de este centro, la diócesis de Cartagena ayuda a personas con problemas de adicciones o víctimas de abuso”.
“Como psicólogo y católico mi trabajo me genera una gran satisfacción”
En datos
El centro de atención integral a la familia de la diócesis de Cartagena es uno 248 centros que la Iglesia pone a disposición de las familias y para la defensa de la vida. 83.792 personas son sus beneficiarias, según datos de la Memoria anual de actividades de la Iglesia 2019.
En estos centros se acoge y acompaña a las familias; además se realiza una labor especializada de atención integral a sus problemas en todas sus dimensiones. También hay otros centros y proyectos en los que se presta especial atención a las necesidades de padres y madres en dificultades, en situaciones de crisis, con menores a su cargo en situaciones desfavorables, madres solas, o gestantes.
La Iglesia anima y está al lado de las familias ayudándolas a descubrir caminos que les permitan superar todas las dificultades, con una mirada esperanzada hacia el futuro y con la mano – que sirve, cuida y acoge- tendida hacia los que sufren.
Al celebrar en la Iglesia el año “Familia Amoris Laetitia” (marzo 2021-junio 2022) el empeño debe ser construir familias sostenidas por la alegría del amor, que reflejan en el mundo su contribución al bien común de la sociedad. Una humanidad con familias fuertes sostiene la fortaleza en el presente y la esperanza en el futuro.

Fuente: Memoria Anual de Actividades año 2019
26/08/2021