
Jesús Manuel Gallardo, profesor de religión desde hace 20 años, en un colegio salesiano
Jesús Manuel Gallardo lleva la enseñanza de la religión en sus venas. Para él no es una asignatura más. Afirma rotundo que “es una asignatura como una catedral”, donde los alumnos no solo aprenden conocimientos sino un modo de estar en el mundo, unos valores que les servirán para estar en él. Nos cuenta que muchas veces en esta asignatura es la primera vez que los estudiantes se hacen las preguntas esenciales de la vida o incluso que oyen hablar de Dios.
Gallardo se enorgullece de pertenecer a los más de 35.000 profesores de religión católica y de haberse preparado para impartir esta asignatura. En el sistema educativo español es una asignatura de oferta obligatoria en los centros educativos pero de libre elección para los alumnos. Destaca que más de 3 millones de alumnos siguen eligiendo cada curso la asignatura de religión. “No son los padres los que les apuntan cuando van siendo mayores, los propios chavales la escogen en la matrícula año tras año”, señala.
¿Jesús, por qué decidiste ser profesor de religión?
Hace ya 20 años que empecé a dar esta asignatura en el colegio salesiano de Majadahonda, en Madrid, y no me canso. La verdad es que es una asignatura que no solo llena la cabeza, sino que la forma bien y ayuda a transformar el corazón. A los alumnos les ayuda a descubrir que la vida no es mera biología o mera ciencia, sino que más allá de lo que aparece, hay algo que da sentido, algo que dota, algo que les hace preguntarse por el sentido de su vida.
¿Cómo crees que esta asignatura les influye a los niños y jóvenes que la eligen?
Los alumnos que cursan la asignatura de religión no sólo se plantean conocimientos, sino también durante el curso se hacen preguntas importantes. Se cuestionan lo que significa el ser humano, ser cristiano y en definitiva, ser una persona que vive en el siglo XXI con unos valores.
Sabemos que utilizas métodos innovadores en tus clases como concursos, teatro, kahoots con la pizarra digital… ¿Todo ello con qué objetivo?
El objetivo de la asignatura al final es que cuando vean en el horario que toca religión digan: “¡toma!“ y no piensen: “¡menudo rollo!”. Yo creo que es una asignatura que no deja indiferente y si podemos hacerla cada vez más amena, tendrán mayor ilusión. Podemos trabajar toda la innovación y todos los recursos que hagan falta, hay muchas posibilidades. Hacemos todo lo que sea para que nuestros alumnos estén felices y contentos en ella.
Vemos que te sigue ilusionando enseñar a tus alumnos ¿para ti como profesor que te aporta dar esta clase después de 20 años en la docencia?
Para mí ser profesor de religión implica creer en lo que decimos y en lo que hacemos. Es algo muy importante porque transmitimos aquello que somos.
Incluso también tenemos que tomar conciencia que muchas veces donde los alumnos oyen hablar de Dios, donde oyen hablar de la Biblia o de aquellos elementos que forman parte del corpus de conocimientos de la asignatura es realmente por lo que el profesor transmite. Por eso es tan importante esta asignatura para la sociedad de hoy, para formar personas con criterio.
Educamos con lo que somos y enseñamos con lo que sabemos. Yo les digo: elige religión y podrás descubrir un universo que a la vista de otros no puede estar.
06/04/2022