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Jóvenes, un presente seguro
Vivimos un tiempo de aparente desaparición de los jóvenes del compromiso con la vida pública. No solo en la Iglesia, también en cualquier otra institución que tiene como fin o como cauce de actuación a las personas jóvenes. Parece que el individualismo y las tecnologías los han hecho desaparecer de la vida real. Sin embargo, también hoy se descubren a personas jóvenes con compromiso con la sociedad y el bien de todos. No son muchos pero son un número significativo de personas que actúan como fermento en la masa. Son de su tiempo y tampoco los adultos o los mayores se comprometen con los demás más que ellos. Seguramente estamos hablando de la misma proporción.
En la Iglesia pasa algo similar. Con frecuencia escuchamos que debe cuidar a los jóvenes porque ellos son el futuro de la Iglesia. Sin embargo, esa mirada no corresponde con la realidad, no son futuro. Los jóvenes son ya presente. Forman parte de la vida de la Iglesia, parte activa, comprometida, entregada. Los encuentras en innumerables presencias de oración y de adoración en parroquias, congregaciones y movimientos. Los encuentras dando catequesis, formando a los más pequeños, o formándose en el conocimiento de Jesús, del Evangelio y de su Iglesia. Los encuentras comprometidos en la acogida a los inmigrantes, en las visitas a enfermos en los grupos de Cáritas. Siempre son una minoría en la comunidad cristiana, pero que con el paso del tiempo, ellos mismos se convierten en mayoría, mientras se sigue incorporando otra vez una minoría de gente joven.
El trato con los jóvenes exige mucho a la Iglesia. Exige una compañía que no marque el paso, sino que se acomode a su paso; que no imponga decisiones sino que ayude en el discernimiento de la decisión más adecuada; que esté siempre cerca cuando uno cae y le ayude a levantarse; que acompañe la fiesta y la tristeza, los gozos y las sombras, las emociones y las decepciones.
La Iglesia lo sabe y se dedica a ellos en la seguridad de que son los jóvenes los mejor cualificados para la evangelización de los jóvenes. Se acerca el tiempo de descanso que es también el tiempo privilegiado para el trabajo con los jóvenes y de los jóvenes en la Iglesia. Darán comienzo los campamentos, las peregrinaciones a Santiago y entre ellas la Peregrinación Europea de Jóvenes a Santiago en la primera semana de agosto. Comienza el tiempo de los jóvenes en la Iglesia. Ellos son el presente, un presente seguro.
Paula Vega, influencer desde hace más de 5 años. Padre Joaquín, el cura influencer con más de 40.000 seguidores en Instagram. Álvaro Martos, Movimiento Scout Católico.

Paula Vega
Con tan solo 26 años, Paula Vega es Instagramer, profesora de religión y estudiante de Teología en la Universidad de Málaga. Vive su fe en la parroquia de Santa María de la amargura. Allí, además, forma parte de una comunidad diocesana de jóvenes llamada Ruá, creada recientemente.
Bajo el usuario @yamameyumi y con casi 5.000 seguidores, muestra en las redes sociales su día a día como cristiana. Es feliz porque «he conocido situaciones y personas concretas a la que he podido echar una mano. Mi perfil ha sido un instrumento para poder ayudarles».
“Hay muchos jóvenes que buscan a Dios pero no saben cómo encontrarlo”
Padre Joaquín Hernández
Padre Joaquín, más conocido como @joaquinconp en Instagram, ha ganado el premio Alter Christus por su labor de evangelización en redes sociales. El párroco de San Clemente Romano, en el barrio madrileño de Villaverde, es un autentico influencer de las redes sociales.
Rompe los estereotipos y reúne miles de seguidores. Predica en streaming, graba podcast evangelizadores y crea contenido diario en su cuenta de Instagram. Su labor «parte de lo que significa para mí el sacerdocio: la aventura».
“Las redes sociales son un eslabón para la conversión”
Álvaro Martos
El Movimiento Scout Católico es un movimiento de educación integral que se propone formar hombres y mujeres libres, críticos, comprometidos con su fe y capaces de amar y de vivir en grupo. Álvaro Martos, de 18 años, lleva toda su vida en el movimiento. Nos cuenta que le ayuda a unirse a través de la fe con miles de personas.
Para Álvaro, el movimiento es una forma de vida: «Aquí me enseñan valores tan importantes como el trabajo en equipo, el servicio o el ayudar a los demás«.
“Compartir experiencias con los scouts, me hace estar más cerca de Dios”




