Tiempo de Navidad
Comentarios lecturas domingos y festivos
Comentarios lecturas domingos y festivos
2022/2023
En el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestación del Señor: su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores, primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestación a los Magos, «venidos de Oriente» (Mt 2, 1), primicia de los gentiles, que en Jesús recién nacido reconocen y adoran al Cristo Mesías; la teofanía en el río Jordán, donde Jesús fue proclamado por el Padre «hijo predilecto» (Mt 3, 17) y comienza públicamente su ministerio mesiánico; el signo realizado en Caná, con el que Jesús «manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él» (Jn 2, 11).
Durante el tiempo navideño, además de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial, tienen lugar otras que están íntimamente relacionadas con el misterio de la manifestación del Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de diciembre), cuya sangre fue derramada a causa del odio a Jesús y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesús, el 3 de enero; la fiesta de la Sagrada Familia (este año se celebra el viernes 30 de diciembre), en la que se celebra el santo núcleo familiar en el que «Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2, 52); la solemnidad del 1 de enero, memoria importante de la maternidad divina, virginal y salvífica de María; y, aunque fuera ya de los límites del tiempo navideño, la fiesta de la Presentación del Señor (2 de febrero), celebración del encuentro del Mesías con su pueblo, representado en Simeón y Ana, y ocasión de la profecía mesiánica de Simeón.
El color de las vestiduras litúrgicas es el blanco. En las memorias de los santos, a partir del 2 de enero, puede usarse el color propio (blanco o rojo), pero durante la Octava de Navidad, aunque se haga conmemoración de la memoria de un mártir, debe usarse el color blanco. En cambio, en las fiestas de los santos durante la Octava de Navidad se usa el color propio del santo (blanco o rojo).
Natividad del Señor, misa de medianoche (24 de diciembre)
- Is 9, 1-6. Un hijo se nos ha dado.
- Sal 95. R. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
- Tit 2, 11-14. Se ha manifestado la gracia de Dios para todos los hombres.
- Lc 2, 1-14. Hoy os ha nacido un Salvador.
Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor (Ev y Sal resp). Ese “hoy” significa que su primera venida se nos hace presente. Efectivamente, en la celebración litúrgica él sigue viniendo en medio de la noche del mundo para iluminarnos con su gracia y prepararnos así para que un día podamos gozar en el cielo del esplendor de su gloria (Co). El mismo niño que nació en la humildad del pesebre es el que volverá lleno de gloria. Por eso debemos llevar una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo (2 Lect).
Natividad del Señor, misa del día (25 de diciembre)
- Is 52, 7-10. Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.
- Sal 97. R. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
- Heb 1, 1-6. Dios nos ha hablado por el Hijo.
- Jn 1, 1-18. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
El Verbo, el Hijo de Dios, ha compartido con nosotros nuestra naturaleza humana para que nosotros podamos compartir con él su vida divina. Una vida divina que nos trae también el don de la inmortalidad. (Co y De). Así, por la fe y el bautismo somos en verdad hijos de Dios. Por el nacimiento de su Hijo en la humildad de nuestra carne, Dios ha confundido nuestra soberbia y vencido al pecado del mundo. Hoy, en verdad, nos ha amanecido un día sagrado. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Fiesta de la Sagrada Familia. (31 de diciembre)
- Eclo 3, 2-6. 12-14. Quien teme al Señor honrará a sus padres.
- Sal 127. R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
- Col 3, 12-21. La vida de familia en el Señor.
- Mt 2, 13-15. 19-23. Toma al niño y a su madre y huye a Egipto.
La Sagrada Familia es modelo de virtudes domésticas y de unión en el amor (Co). Con ella comenzó a existir la familia como Iglesia doméstica, en la que se evangeliza y se practica la vida cristiana. La primera lectura nos recuerda que hay que honrar a los padres. La segunda lectura nos recuerda la vida de familia vivida en el Señor, con el amor como ceñidor de la unidad consumada, aun en medio de los problemas y dificultades de la vida: así, en la huida a Egipto que nos presenta el Evangelio, la Sagrada Familia permaneció unida, cumpliendo en todo la voluntad de Dios.
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios (1 de enero)
- Núm 6, 22-27. Invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré.
- Sal 66. R. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
- Gál 4, 4-7. Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer.
- Lc 2, 16-21. Encontraron a María y a José y al niño. Y a los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.
En este primer día del año celebramos la Octava de la Natividad del Señor—a los ocho días circuncidaron al niño y le pusieron por nombre Jesús, que significa Dios es salvación— (Ev) con la solemnidad de la maternidad divina de la Virgen María. De ella nació el enviado por Dios, el Hijo (cf. 2 Lect), la segunda Persona de la Santísima Trinidad, hecho hombre, por lo que puede ser proclamada con toda propiedad como Madre de Dios y Madre de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo (cf. De). La primera lectura y el salmo responsorial hacen referencia a la bendición de Dios sobre su pueblo que deseamos en este comienzo de un nuevo año.
Solemnidad de la Epifanía del Señor (6 de enero)
- Is 60, 1-6. La gloria del Señor amanece sobre ti.
- Sal 71. R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
- Ef 3, 2-3a. 5-6. Ahora ha sido revelado que los gentiles son coherederos de la promesa.
- Mt 2, 1-12. Venimos a adorar al Rey.
Jesucristo es Salvador para todo el mundo. Así se expresa en el relato evangélico que nos presenta a unos gentiles —los magos de Oriente— que guiados por la luz de la fe representada por la estrella, adoraron al niño que estaba con María, su madre. Y le ofrecieron oro, como rey; incienso como Dios; y mirra como hombre que habría de sufrir para salvarnos. En la segunda lectura el apóstol san Pablo afirma claramente que «también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio». Contemplemos con la luz de la fe el misterio de Cristo y vivámoslo con amor, y llevémoslo a todos, comenzando por los más alejados.
Domingo. Fiesta del Bautismo del Señor (8 de enero)
- Is 42, 1-4. 6-7. Mirad a mi siervo, en quien me complazco.
- Sal 28. R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
- Hch 10, 34-38. Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.
- Lc 3, 15-16. 21-22. Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos.
El Padre, en el bautismo de Cristo en el Jordán, quiso revelar solemnemente que él era su Hijo amado, su predilecto (cf. Co y Ev). En él se cumple la profecía de Isaías: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo». Él es el ungido por el Espíritu Santo, el Mesías que «pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo» (2 Lect). Acercándose al bautismo como si fuera un pecador más, anuncia que cargará en la cruz con peso de nuestros pecados y así nos salvará.