
Navidad
Orar en familia
Orar en familia
La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida ha editado, con motivo de Jornada de la Sagrada Familia, que se celebra el 26 de diciembre, un folleto para orar esta Navidad en Familia.
LA celebración de esta Jornada, en el marco del Año Familia Amoris Lætitia, convocado por el papa Francisco, nos lleva a contemplar con asombro que «la encarnación del Hijo de Dios abre un nuevo inicio en la historia universal del hombre y la mujer. Y este nuevo inicio tiene lugar en el seno de una familia, en Nazaret. Jesús nació en una familia. Él podía llegar de manera espectacular, o como un guerrero, un emperador… No, no: viene como un hijo de familia. Esto es importante: contemplar en el belén esta escena tan hermosa» (Papa Francisco, audiencia general, 17 de diciembre de 2014).
24 de diciembre

La familia se reúne ante el pesebre que se ha construido en un lugar de la casa.
— Uno de los miembros de la familia lee la Palabra de Dios (Gál 4, 4-5):
«Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial».
— El más pequeño de la casa coloca la imagen del Niño Jesús en el pesebre mientras se canta un villancico (Dime, Niño, El tamborilero, Noche de paz…).
— Después de colocar al Niño Jesús en el nacimiento todos se sitúan en torno a la mesa y, encendiendo un cirio blanco, que simboliza a Jesús en medio de nosotros, uno de los miembros de la familia dirá esta bendición
Dios Padre, tú has amado tanto a los hombres que nos enviaste a tu único Hijo para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, derrama tu bendición sobre estos alimentos y también sobre los miembros de este hogar, para que así como ahora acogemos gozosos a tu Hijo hecho niño en Belén, lo recibamos también confiados cuando venga al fin de los tiempos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
26 de diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia

— Uno de los miembros de la familia lee la Palabra de Dios (Dt 5, 16):
«Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días y te vaya bien en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar».
— Los miembros de la familia hacen unas peticiones:
— Delante del belén, se puede cantar un villancico (A Belén pastores, Ay del Chiquirritín…).
1 de enero, Santa María, Madre de Dios

— Durante este día se puede fijar el momento para, delante de la imagen de la Virgen María, rezar un misterio del rosario.
Misterio: el nacimiento del Niño Jesús.
— Se puede terminar con un canto a la Virgen María.
6 de enero, Epifanía del Señor
La familia se reúne ante el pesebre que se ha construido en un lugar de la casa.
— Quien proclama el Evangelio dice:
Escuchemos el santo Evangelio según san Mateo: (Mt 2, 9-11)
«De pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra».

— Un niño dice la siguiente oración:
Jesús, amigo y hermano nuestro. Estamos muy contentos hoy. Los reyes nos han traído muchas cosas y queremos darte las gracias porque todo lo bueno procede de ti. Te queremos pedir también por los niños que sufren y pasan más necesidad, para que reciban hoy tu bendición. A ellos y a nosotros enséñanos a ser siempre buenos. Que seamos obedientes con nuestros padres, que te amemos a ti y a nuestra familia cada día más y podamos darte la alegría de ser cada día mejores. Amén.
— Delante del belén se puede terminar cantando un villancico (Campana sobre campana, Ya vienen los reyes, Noche de paz…).
ORACIÓN POR LA FAMILIA
OH, Dios, Padre bueno:
escuchando tu voz,
te ofrecieron sus vidas con un sí generoso,
acogiendo a tu Verbo en el hogar de Nazaret.
Ellos cuidaron a Jesús niño con ternura y rectitud,
lo educaron en su adolescencia en la mansedumbre y la fortaleza,
para amar a todos y perseverar ante la adversidad;
por su intercesión y ejemplo,
concede a nuestras familias
escuchar la Palabra divina
para permanecer enraizados en Cristo;
educar a los hijos en la verdad y el bien
para que sean discípulos misioneros;
acompañar a los ancianos en el sufrimiento y el dolor,
para que experimenten la caricia divina.
Y que así, por medio del Espíritu Santo,
seamos testigos del Evangelio de la vida,
luz y esperanza de nuestra sociedad.
Amén.