
EUTANASIA
No hay enfermos incuidables
Eutanasia es la acción intencionada que provoca la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de esta, y en un entorno médico.
No es eutanasia en sentido verdadero y propio acciones u omisiones que no causan la muerte por su propia naturaleza e intención. Es el caso de la “ortotanasia”, consistente en dejar morir a tiempo, con dignidad y en paz, sin el uso de medios desproporcionados o extraordinarios.
La muerte no ha de ser causada,
pero tampoco absurdamente retrasada
En este espacio se proponen algunas ideas para el debate y propiciar un diálogo constructivo en torno a la eutanasia. Se invita a firmar el testamento vital que propone la Conferencia Episcopal Española para protegerse frente a la Ley de la eutanasia y se indica la normativa para su registro en las distintas comunidades autónomas.
Además, se informa sobre la objeción de conciencia y se ofrecen algunos comentarios sobre los textos más relevantes de la Ley de eutanasia.
También se recogen algunos documentos publicados por la Conferencia Episcopal Española y la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la eutanasia y el acompañamiento en la etapa final de la vida. Además de los vídeos con declaraciones del Presidente y del Secretario general sobre este tema.
Respondiendo algunos tópicos
“Yo pido la eutanasia para mí y no se la impongo a nadie”
La eutanasia se presenta como un acto individual sin ninguna repercusión social.
La legalización de la eutanasia precipitaría graves consecuencias sociales. Los más débiles estarían más desamparados; los ancianos y los enfermos se verían arrastrados a pensar que son menos dignos y valiosos; algunos incluso podrían ser fácilmente eliminados sin su consentimiento y se introduciría un factor de desconfianza en la familia y en los profesionales de la medicina.
“Mi vida es mía y hago con ella lo que me da la gana”
Cierta cultura actual considera al hombre como el único actor de su vida.
La vida es nuestra, pero no está a nuestra disposición como si fuera una finca o una cuenta bancaria. Curiosamente se afirma la autonomía personal para poder acabar con esa autonomía.
La vida es digna porque tiene su origen y destino en Dios. El carácter trascendente de la vida, como el de la libertad, se muestra en que no podemos renunciar dignamente a ninguna de las dos.
“La vida ya no es digna si no tiene «calidad»”
Hoy se maneja un concepto de dignidad que la identifica con calidad de vida y se entiende que una vida de calidad es una vida sin sufrimiento. Se produce una identificación creciente entre la vida misma y la llamada “calidad de vida”, medida sobre todo por criterios de bienestar físico, de posesión y de prestigio social. Según esto, la vida débil, enferma o sufriente, no podría ser en modo alguno una “vida con calidad”.
Por mucha confusión que se quiera crear, no hay dudas sobre este tema, puesto que se trata de quitar la vida a una persona, aunque sea con su consentimiento.